lunes, 25 de febrero de 2013

extraterrestres

EXTRATERRESTRES ¿VERDAD O MENTIRA?

fantasmas en el hospital

para los que dicen que en el hospital no pasa nada en las noches y que no hay nada de que preocuparse.

la leyenda de Ronald Mcdonalds


la leyenda de las brujas

Brujos y Brujas

Si bien la verdadera brujería dista mucho de estas descripciones, pués más bien se acerca a la corriente del paganismo que a la satánica "oscura", por llamarla así, estas son algunas de las leyendas que circularon en épocas inquisoriales, en las cuales la bruja o brujo aparecían como un ser malévolo que como esclavo de Satán actuaba arrancando vidas y profiriendo diabólicoss maleficios sobre la población.

Leyendas sobre Brujos y Brujas

La brujería es completamente distinta de la magia; el mago llama al diablo y lo pone a su servicio; el brujo y, sobre todo, la bruja, son sus esclavos. Hago hincapié en el femenino de la palabra porque, según los estudiosos, hay un brujo por cada dos mil brujas y son muchas las razones que lo explican y justifican. Desde el relato bíblico del árbol del bien y del mal en el Paraíso, se identifica a la mujer con la serpiente y con la función de colaboradora de Satán en su papel de "tentador". A este recuerdo se añade toda una teoría contraria al sexo y a las actividades sexuales, de las que la mujer es protagonista y -se dice- también incitadora y provocadora. Su sexualidad es mucho más compleja y misteriosa que la del hombre, por eso la sangre menstrual, las placentas y los fetos se utilizan con frecuencia en la brujería, y es más larga. Influye, además, la marginación en una sociedad de hombres en la que se le negaba todo protagonismo y hasta el acceso a la más elemental cultura.
Es también una venganza contra la Iglesia. Mientras los concilios le niegan sistemáticamente el derecho al sacerdocio, ella se convierte en sacerdotisa de Satán y utiliza los poderes que su amo le confiere para amedrentar a los hombres. En cierto modo es la primera rebelión feminista de la historia.
El Sendero de la Brujería

Unas brujas nacen y otras se hacen, porque unas lo son por familia (de madre bruja, hija bruja), otras, por seguir ciertas tradiciones populares (la séptima hija hembra de una familia, debe ser forzosamente bruja) y otras porque ya nada tienen que perder en la vida, y allí encuentran un camino. Todas tienen unos rasgos comunes sea cual sea el lugar, la época o la clase social a la que pertenecen. Son expertas en el laboratorio, resentidas contra el mundo y todas llevan la "marca o sello del diablo", el "made in Satán" que su amo les imprime durante el período de iniciación, que les servirá para identificarse entre ellas pero también las delatará ante sus verdugos. Se trata de cicatrices, antojos o tatuajes que suelen llevar debajo de la tetilla, el hombre, y en el pubis, la mujer.

La bruja de hoy, como la de ayer, tiene dos grandes campos de actividades: el ritual, que comprende la asistencia a aquelarres y a misas negras y la realización de sacrificios; y el práctico, que consiste en la fabricación de hechizos y sortilegios, el maleficio y el mal de ojo.
Se conoce con el nombre de sabbat o aquelarre la gran asamblea de todas las fuerzas del mal en la que los servidores de Satán rinden pleitesía a su Príncipe. "Aquelarre" es la palabra vasca que significa "prado del cabrón". La reunión consta de cinco partes: la convocatoria, el homenaje al diablo, el banquete, el baile y el fin de fiesta: la sexualidad desenfrenada. Hoy ha sido sustituido por la misa negra que es una ceremonia esotérica que invierte y parodia el ritual de la misa católica: se santiguan y rezan el texto al revés, los ornamentos son negros, se consagra sangre de animal y pan negro hecho de excrementos o una hostia triangular, se utilizan orines de cabra en lugar de agua bendita, que el oficiante asperja sobre los asistentes con un hisopo negro, toda la ceremonia se realiza sobre el cuerpo desnudo de una bruja joven que hace las veces de altar y se da culto a Satán en lugar de a Dios.
El segundo gran ritual brujeril son los sacrificios cuya finalidad es la obtención de los poderes sobrenaturales que todas las brujas necesitan para perpetra sus malas acciones.
La brujería práctica es la fabricación de hechizos, sortilegios, pócimas, ungüentos, el maleficio, la ligadura y el mal de ojo. Para desarrollar su macabra tarea utilizan estos objetos: la escoba, que a la orden de "¡Adelante en nombre del diablo!", las pone en órbita, velas de pez negra, un cuchillo mágico, una botella y una jarra tripudas, una cuerda atravesada por plumas de cuervo, alfileres para pinchar las figuras de cera, un almirez para majar las hierbas y redomas, retortas, mecheros y un candelabro llamado "la mano de la Gloria" confeccionado con la mano cortada de un ahorcado. Las brujas de hoy lo tienen mucho más fácil: todos estos objetos se venden en tiendas especializadas en todas nuestras ciudades y se anuncian en las diversas revistas esotéricas.
También las brujas, como su amo y señor, son unas infatigables trabajadoras. Además de sus incómodos vuelos nocturnos, la asistencia a ceremonias agotadoras, la provocación de desastres, el rapto de niños y el cotidiano trabajo en el laboratorio, tienen una actividad sexual desmesurada, como reconoce Sor Madeleine Démadoix, bruja confesa: "Los domingos se corrompen con la cópula con demonios, los jueves se ensucian practicando la sodomía, los sábados se prostituyen con el abominable bestialismo y los demás días siguen el curso normal de la naturaleza".

la casa de las muñecas


la verdadera historia de Hello Kitty


la leyenda del conde dracula


La Leyenda del Conde Drácula




El Conde Drácula, aquel vampiro de Transilvania conocido por varias generaciones, ha atormentado la imaginación del mundo durante 109 años. Este noble de colmillos prominentes emergió desde las sombras el año 1897, gracias a la novela "Drácula", del autor irlandés Bram Stoker.

Al parecer, el escritor habría basado su personaje diabólico en un tirano rumano real y demoníaco, llamado Vlad, de sobrenombre, El Empalador, y que también era conocido como Draculea, que en rumano significa "hijo del demonio".

Este príncipe, de Valaquia (que actualmente pertenece a Rumania), utilizó durante su reinado el famoso Castillo de Bran (con fines militares) ubicado cerca de Brasov, en el centro de Rumania.

Según fuentes históricas, el castillo fue construido por los caballeros de la Orden Teutónica a principios del siglo XIII. Desde 1412 el castillo pasó ser de propiedad del abuelo del príncipe Vlad, Mircea el Viejo, y durante la Edad Media sirvió para defender el camino comercial que comunicaba Valaquia con Transilvania.

Vlad gobernó Valaquia desde 1452 hasta 1462. Se dice que en esos diez años ejecutó a 50.000 personas empalándolas en largas estacas (cruzándolas sobre palos) . Nadie quedó libre de su brutal sadismo: prisioneros capturados en las guerras con los invasores turcos, nobles de su propia corte e incluso sacerdotes y personas importantes. También fue muy conocido por su forma de actuar - sin escrúpulos -, en el terreno diplomático. Eso sí: no existe ningún indicio de que bebiera sangre.

Hoy, a más de cien años de la creación de Drácula, la leyenda de aquel personaje que sale de su tumba durante la noche y succiona la sangre de las personas dormidas para alimentarse, parece revivir con el retorno del castillo donde vivió el conde - uno de los lugares más famosos de Rumania - a poder de la realeza.

Sucede que el castillo será devuelto a los descendientes de la princesa Ileana de Rumania, en virtud de una ley que se promulgó hace algunos años, y que ofrece la oportunidad, a cualquier antiguo dueño de la propiedad confiscada, que se le restituya.

Actualmente la construcción alberga un museo de arte medieval. Sin embargo, el interés más grande lo constituye la leyenda que alberga aquel castillo.

A esto se suma la intrincada construcción de sus pasillos subterráneos, la leyenda de que los niños encantados por el flautista de Hamelin llegaron hasta Transilvania por medio de las grutas de ese lugar y la sospecha de que durante el comunismo, el corazón de la reina María de Sajonia fue puesto en ese lugar, en secreto, en una vasija de plata adornada con 307 joyas.

El edificio está construido sobre lo alto de una colina. El original fue elaborado en madera. Tiene cuatro torres distintas en cada uno de los puntos cardinales. La construcción cuenta con cerca de 30 héctareas, y está rodeada de un alto muro de piedra calcárea.

En su interior hay varios dormitorios, pero dos de ellos llaman más la atención ya que un par de calabozos están conectados con las piezas reales. Allí, según cuenta la leyenda, princesas y jóvenes mujeres eran retenidas.

La historia del famoso castillo




El Castillo de Bran fue construido en 1212 por Dietrich, un caballero de la Orden Teutónica. En 1377, la antigua construcción fue destruida y en su lugar se erigió un castillo de piedra y ladrillo.

Desde fines del siglo XV pasó a ser propiedad de los sajones de Brasov. En 1412, Mircea el Viejo - el abuelo del príncipe Vlad - pasó a ser su nuevo dueño.

Alrededor de 1430 nació el príncipe Vlad. La leyenda dice que su padre habría sido iniciado en una hermandad secreta llamada el Dragón (dracul), y de ahí el nombre que habría heredado su hijo.

No obstante, de acuerdo a algunos investigadores, el apodo se originó entre los pobladores de Valaquia, quienes debido a las temibles acciones de su amo, le habrían llamado en lengua rumana "el hijo del diablo". Vlad ascendió al poder luego de que su padre fue asesinado. Poco tiempo antes el príncipe había sido apresado por los turcos. Con ellos ofició como soldado y aprendió gran parte de los métodos de tortura, entre ellos el empalamiento, es decir, atravesar a las personas con un palo.

El príncipe gobernó en tres ocasiones la región de Transilvania, hasta que en 1476 fue asesinado por los otomanos. Contra ellos emprendió la batalla más dura. Según la creencia popular empaló a más de 50 mil personas.

Cerca de 1920 el castillo fue regalado a la Reina María, esposa del Rey Fernando I, en gratitud a su contribución a la incorporación de Transilvania a Rumania. En 1938 la reina se lo heredó a su quinta hija, la princesa Ileana, esposa del archiduque Antón de Hasburg. Luego de la II Guerra Mundial y la llegada del comunismo al poder en Rumania, la fortaleza fue confiscada. Recién en 1990 la princesa Ileana pudo regresar.

Ahora, tres de sus seis hijos podrán tomar posesión del edificio o de los 25 millones de euros que el gobierno les ofreció a cambio del castillo, aunque durante los próximos tres años el lugar seguirá siendo - por ley - un museo.

Fuente: Dracula