lunes, 25 de febrero de 2013

la leyenda de la barranca del diablo

Leyenda contada por la señora Ana María Ambríz de Morelia Michoacán y adaptada por el Profr. Uriel López Guillén


Ja, ja, ja. Se escuchan las tenebrosas risas que salen de aquella profunda barranca solitaria. Alguien escucha y acelera lo más que puede su vehículo y debido a esto hay muchos accidentes en la carretera que va de Uruapan a Apatzingán, Michoacán. El demonio permanece en el fondo de todas las barrancas custodiado por San Pedro para que no salga a realizar daño a las personas que pasan por esos lugares. Esto sucede a raíz de una batalla librada cerca de la barranca que le pusieron el nombre de “La Barranca del Diablo”.
Se cuenta que el demonio se la pasaba haciendo maldades y que San pedro quiso darle un escarmiento y lo buscó afanosamente hasta que lo encontró y empezó la lucha del bien contra el mal.
Se dice que Satanás se encuentra más arraigado en las regiones de “ Tierra caliente”, debido a que él soporta más el calor que el frío. Fue así como San Pedro, se lo encontró cerca de Lombardía y éste al percatarse de que san Pedro lo seguía corrió y se fue arrinconando y al irlo alcanzando cayo al fondo del barranco que te estoy comentando. Sanpedro, al pretender alcanzarlo, saltó y sus sandalias quedaron grabadas en una como especie de barda que se mira al pasar por la carretera a un lado de un puente que se encuentra saliendo de Lombardía. 
El Demonio pretende salir de ese lugar y cuando se encuentra más furioso, éste lanza grandes llamaradas que hacen que el calor de aquella región sea insoportable. A veces este quemante calor hace que los autos se calienten y algunos se llegan a quemar porque el aliento lanzado por Satanás es muy fuerte.
Las llamaradas que salen de aquella barranca asemejan la cara espantosa del Demonio y de noche se nota más este espeluznate espectáculo.
El Demonio le juró a San Pedro que secaría poco a poco toda aquella región hasta donde alcanzara lo cálido del aliento de su fétida boca.
Este insoportable calor se extiende por distintos rumbos michoacanos: Carácuaro, Huetamo, Churumuco, Huacana, Apatzingán, Turicato, Puruarán y otros.

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